Hay ciudades que conquistan por su encanto y otras por su eficacia. València logra algo poco común: el equilibrio perfecto entre calidad de vida, modernidad y racionalidad económica.

En 2025, el portal internacional Live and Invest Overseas la nombró la mejor ciudad del mundo para jubilarse, por delante de Lisboa y de las principales urbes andaluzas. Una distinción que no sorprende a quienes observan la evolución de las metrópolis europeas: la capital de la Comunitat Valenciana ha sabido combinar un mercado inmobiliario aún razonable, una fiscalidad regional flexible y un arte de vivir mediterráneo refinado, arraigado en una tradición urbana elegante y abierta al mar.

Un mercado inmobiliario todavía racional

Según el Colegio de Registradores (primer trimestre de 2025), el precio medio de la vivienda en la Comunitat Valenciana se sitúa alrededor de 1.770 €/m², frente a casi 4.000 €/m² en Madrid y más de 5.000 €/m² en Barcelona.

Estas cifras proceden de escrituras notariales y registros de la propiedad, es decir, de precios realmente firmados, no de los valores de oferta publicados en portales como Idealista, que suelen ser entre un 10 % y un 20 % más altos.

La diferencia se explica por la negociación habitual, pero también, en algunos casos, por prácticas de subdeclaración aún presentes: toleradas en el pasado, están formalmente prohibidas y suponen riesgos jurídicos y fiscales. Los compradores prudentes las evitan: anticipan la trazabilidad futura de su patrimonio, sea por reventa o por herencia, y saben que declarar un precio realista protege la coherencia de la plusvalía futura.

Dentro de la propia Comunitat Valenciana, las diferencias son claras:

  • València ciudad impulsa los precios, gracias a la rehabilitación urbana y al auge internacional de su escena cultural. En el centro histórico (Ciutat Vella), las últimas ofertas rondan los 4.600 €/m²; en el conjunto de la ciudad, unos 3.600 €/m².

  • Alicante, más turística, mantiene precios ligeramente inferiores, con un mercado más dinámico que especulativo, alrededor de 2.509 €/m² (octubre 2025).

  • Castellón, por su parte, sigue siendo una de las provincias costeras más asequibles de España, en torno a 1.480 €/m², ofreciendo acceso directo al Mediterráneo a un coste contenido.

Para quien busca combinar uso personal, valorización patrimonial y flexibilidad fiscal, esta diversidad interna ofrece un abanico equilibrado entre mar, centro histórico y entorno rural.

El estilo de vida como valor refugio

En València, la luz y el ritmo del tiempo parecen diseñados para perdurar. Un aeropuerto internacional, más de 300 días de sol al año, un litoral jalonado de playas con Bandera Azul, un centro histórico con huellas románicas, góticas y barrocas, y un urbanismo ejemplar. El Jardín del Turia, antiguo cauce del río transformado en un parque lineal de nueve kilómetros, culmina en la espectacular Ciudad de las Artes y las Ciencias, cuyo Palacio de la Ópera y Museo de las Ciencias son ya iconos del cine y la publicidad internacional.

Pero el encanto valenciano no se limita a la postal. La metrópoli cuenta con un sistema sanitario público y privado de alto nivel, universidades prestigiosas (como la UPV), una oferta cultural y musical diversa, y una escala humana que favorece la convivencia.

A todo ello se suma una cultura del ocio elegante: clubes náuticos en la Marina Real, campos de golf de primer nivel (El Bosque, Parador del Saler), pistas de tenis y pádel, y círculos musicales y sociales como el Real Club Náutico de Valencia, heredero de una refinada tradición burguesa. Esta concentración de equipamientos refleja un estilo de vida mediterráneo sofisticado, ideal para una jubilación activa y culta.

Una fiscalidad regional equilibrada

España presenta una fiscalidad multinivel, ampliamente descentralizada en favor de las Comunidades Autónomas.

En la Comunitat Valenciana, el mínimo exento del Impuesto sobre el Patrimonio se elevó en 2025 a 1 millón de euros para los residentes, además de la deducción nacional de 300 000 € sobre la vivienda habitual. El Impuesto temporal sobre las Grandes Fortunas sigue aplicándose a patrimonios netos superiores a 3 millones de euros, de forma uniforme en todo el territorio español.

En materia sucesoria, la región aprobó en 2025 una bonificación del 99 % para herencias y donaciones en línea directa (hijos, cónyuges, ascendientes), acercándose así a la Andalucía, históricamente más favorable en este aspecto.

València se sitúa hoy en una posición intermedia inteligente: más benévola que Cataluña, donde los tipos siguen siendo elevados; menos agresiva que Madrid, cuyos generosos descuentos se ven ahora neutralizados por el nuevo impuesto nacional sobre grandes fortunas.

Andalucía, rival luminosa y complemento natural

La comparación con Málaga es inevitable. La capital de la Costa del Sol se ha consolidado en la última década como escaparate del turismo residencial de lujo y de la inversión internacional. Los precios superan ya los 3 100 €/m² según registros regionales, impulsados por zonas como Marbella y Benahavís, donde el metro cuadrado puede triplicarse en complejos golfísticos cerrados. En octubre 2025, el precio medio de las ofertas en Marbella rondaba los 5 430 €/m², y alcanzaba 6 650 €/m² en áreas exclusivas como Nagüeles o la Milla de Oro.

El estilo de vida andaluz sigue siendo irresistible : golf, vela, arte contemporáneo, gastronomía, veladas culturales entre palmeras. Andalucía alberga más de 120 campos de golf —la mayor concentración de Europa—, puertos deportivos emblemáticos como Puerto Banús, y una sociabilidad cosmopolita que atrae a las élites europeas.

Sin embargo, se trata de un mercado más especulativo, con costes de mantenimiento elevados y una mayor estacionalidad turística que València, más residencial y estable.

Entre València y Málaga: la línea clara del estilo de vida mediterráneo

Ambas ciudades gozan de gran proyección internacional. València representa la medida y la coherencia; Málaga, la magnificencia y el brillo. La primera seduce por su armonía urbana y su equilibrio financiero; la segunda, por su glamour y su energía social. Cada una responde a un modo de vida distinto, pero ambas encarnan la renovación de una Mediterránea de alta gama, donde la inversión residencial se funde con el arte de vivir : golf al amanecer, mar al mediodía, música al anochecer y un entorno jurídico europeo estable.

En conclusión

València no es solo una elección sentimental; es también una decisión racional. Sus fundamentos -precios inmobiliarios coherentes, fiscalidad equilibrada y una oferta cultural y deportiva de primer orden- la convierten en un anclaje patrimonial sólido para una jubilación activa o una segunda residencia orientada al Mediterráneo.

Simboliza una tendencia profunda : la búsqueda de un equilibrio entre placer, seguridad y rendimiento discreto, lejos de los excesos especulativos y de las fiscalidades cambiantes.